jueves, 14 de octubre de 2010

Diagnóstico: u.a.a (un amor anunciado)

"Andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para encontrarnos" Julio Cortázar

Era de esperarse. Sabía que sucedería. Lo presentía en algún lugar de mi ser. No pude evitarlo. Caí.

Me engatusó, me enloqueció, me enamoró, acaparó mi atención desde el minuto 0. ¿Y cómo no hacerlo?

Aunque tarde, logré notarlo entre la grilla, siempre lo pasaba de largo en esa ráfaga llamada zapping, temía caer en la tentación. No tenía tiempo para pensar, no tenía ganas, estaba agotada de tanto tiempo en la isla. Argumentaba no poder seguirlo desde el comienzo, y me perdía en el rompecabezas de las repeticiones que no hacían más que alejarme de ese lugar de New Jersey.

Hasta que un jueves, tarde, quizás producto del agotamiento que surge cuando el dedo gordo se cansa de apretar “next”, sin más que la tristeza por no encontrar nada challenging del otro lado, me dije, me tomo 5 minutos, le doy una oportunidad, quiero ver qué ofrece, quiero ver si es verdad. No sé en qué momento de su vida estoy pero quiero conocerlo.

Me decidí y esos 5 minutos fueron suficientes para no querer despegarme de ese hombre, viejo sólo por fuera…

El capítulo en cuestión se llamaba nada menos que “La elección”, metáfora, paradoja, ironía (como todo en la vida de este hombre). Ese jueves elegí, y creo que la elección fue satisfactoria, transparente, pasional…

La transmedia hizo todo lo demás, facilitó nuestra relación, nos “hizo gancho” si se quiere, nos permitió conocernos más profundamente…. Henry Jenkins será nuestro padrino de bodas!

Ahora me encuentro como en un flashback lostiano, yendo del pasado más cercano al más lejano, esperando ansiosa ver cómo sigue su vida. El presente nos encuentra juntos, con todas las épocas al hombro, mezclados pero felices, juntos y revueltos!

Y cómo no querer a un hombre que odia los grises, que trata de no vivir en la hipocresía discursiva (y no), tan sarcástico como cojo, un hombre que no demuestra emociones pero creo que cuando lo hace le pone todas las fichas a ese sentimiento. Un ser que valora la acción antes que la palabra, que aborrece el “hacer como”, que desestima la peor mentira de todas: la que uno se profesa a uno mismo.

Y quién no quisiera tener un Doctor sin coraza pero con corazón, sin máscara de “rol”, sin risas complacientes ni frases vacías, un doctor sin corbatas ni delantal, sin más que un jean y un par de zapatillas…con la genial motivación de resolver misterios y aprender en el intento.

Nadie es perfecto, él lo sabe…todos luchamos contra nuestros propios demonios. Y sabe bien que como dice Stephen King: “Monsters are real, and ghosts are real too. They live inside us, and sometimes, they win”.

Aunque chocante y seguramente insoportable, sería interesante compartir tiempo con alguien que recalque nuestras debilidades una y otra vez, sin lástima ni sentimiento de culpa, sería difícil de sobrellevar pero quizás curaría heridas….a veces es mejor tirar alcohol en una lastimadura y dejar que se seque antes que ponerle una curita (obviando que en la humedad debajo se criarán nuevos gérmenes).

En fin, lo elegí. Lo quiero, lo admiro, me divierte, me hace pensar, me hace reír, me obliga a replantearme que no quiero parecerme tanto a su amigo Wilson (que siempre analiza sus acciones una y otra vez, intentando ser complaciente y parecer bueno). La mía fue una elección, sabiendo que aunque me defraude, bien valdrá la experiencia del tiempo compartido y las palabras usadas en el momento justo, sin desperdicio retórico.

No sé qué pasará, pero mejor dejemos que le destino conduzca la moto…lo único que sé es que, Gregory House: “mi casa es tu casa”.



GGss