Sombrerero Loco— ¿He perdido la razón?
Alicia— Me temo que sí. Estás loco, totalmente demente. Pero te diré un secreto: las mejores personas lo están...
♫Alice, Alice, oh Alice♫…todavía me parece escuchar la melodía bajando las escaleras del cine, rodeada de sonrisas tan o más gigantes que la del Gato de Cheshire, y un sentimiento de “esta lección” ya la hemos aprendido hace mucho tiempo…bueno más que aprendido el verbo sería “incorporado”, sí, a nuestro software mental diría Latour…
Pero antes de todo, de Alicia, las sonrisas y la lección, empecemos por el principio.
El día ya se perfilaba para ser parte del mundo de las crónicas, mundos entre tantos que giran a nuestro alrededor. Entre mensajes apresurados por sms, chat y telepatía, entre pruebas de vestuario, utensillos de jardinería y corridas, la jornada ya nos prometía aunque sea un párrafo. El viaje a la ciudad es siempre digno de alguna frase, y por otro lado, digamos que si esta semana que pasó tendría que ubicarlo en algún film diría: The Fast and the Furious.
La cita era en
"Mission accomplished" dijimos, después de 2 horas de arduo trabajo y algún que otro momento librado al azar y a los chistes de nuestro compañero Matteuci. 102 sería el número clave para llegar a Wonderland, así que ahí nos dirigimos. Claro que antes de entrar había que comprar un boleto que ya no es el de antes: la inflación dicen desde otras tierras que no supera el 1,2 % pero....en fin.
Ya cerca, dotadas de refrigerios para acompañar el viaje y nuestros lentes para ver mejor, nos adentramos. La clave para ser-parte-de este mundo era, poder pensar en aunque sea 6 cosas imposibles antes del desayuno y estar tan loco como un Sombrerero....

La historia de Alicia es una historia ya conocida, ¿qué niño no recuerda el conejo blanco? ¿Quién no se pensó cayendo por un hoyo sin fin? Sin embargo, Burton hace su propia versión del relato de Lewis Carroll, a partir no sólo de "Alicia en el país de las Maravillas", sino también "Alica a través del espejo y lo que Alicia encontró allí", y el resultado es tan alocado como magnífico.
Wonderland podría llamarse Burtonland...esa tierra tan plagada de personajes locamente maravillosos que haría falta escribir otra nota aparte. En Burtonland los sueños cobran vida, como en ellos, no hay parámetros, no hay varas para medir, los espejos pueden tener mil caras...y nada termina, más bien comienza una y otra vez, transformándonos, como Absolem, la genial Oruga Azul (cuya voz en este caso puso Alan -chapó para un grande- Rickman).
Desde Fellini a Roy Orbinson, desde David Lynch a Bob Dylan, los sueños están presentes como materia omnipresente en el arte. Lo onírico se mezcla con las vivencias y los anhelos, pero sobretodo, los sueños son vividos como potencia, como afecto. De otra manera vivir no sería más que sobrevivir, una actividad limitada a nuestras funciones básicas. Soñar nos separa del ritual cotidiano y nos ubica en un escalón más allá del arcoiris, en cualquier lugar que deseemos.
Y el mundo de los sueños siempre se relaciona con el de la niñez, porque es allí donde comienza…"¿por qué llevar un niño adentro? Hay que llevarlo a flor de piel” dijo nuestro gran Nino Mazzeo. Por mi parte, recuerdo cuando siendo chica mi papá me decía que cuando no pudiera dormir, me imaginara dentro de un mundo de aventuras. A él le gustaba pensarse en medio de la selva... Creo que de alguna manera todo lo tomamos de algún lado, como Alicia de su padre Charles. Así que: GRACIAS PA!!!
Volviendo a Burton, no sólo no defrauda, sino que nos hace viajar por un lugar oscuro pero lleno de color, ese lugar en el que la oscuridad no es más que amor por los sueños y por el cine, es arte en todo su esplendor, es magia disfrazada de sinrazón. El mundo “rayado” de Burton es aquel en el que todos son dementes, inclusive cualquier espectador que acepte la invitación.
La elección y la lección, pasará por querer serlo por dos horas frente a una pantalla, o por más…
Podemos correr pensando que se acaba el tiempo, podemos vivir en el mundo adulto de todos los días, pero podemos también elegir ser pequeños o gigantes (¡qué mejor que no tener medidas!), subirnos al sombrero y viajar como Alicia...
Como dijo Bob Dylan:
“Creo que las verdaderas cosas naturales son los sueños, que la naturaleza no puede descomponer”
GGss