La queja me aqueja
la queja despareja
la queja que perpleja, me viste siempre…
el mismo encanto, ropa vieja
La queja empareja las nubes
que en mi cabeza sobrevuelan
la queja me acerca la bronca que tuve
la envuelve, la tiñe, la tira, la despedaza, le hace
muecas
La queja me vuelve más neuróticamente normal
más sana y algo menos insomne
porque tira los nervios para atrás
y hasta vuelve más claro el horizonte
La queja, salvavidas ameno
anaranjado rabioso, violeta justiciero, blanco sereno
La queja, alfombra mágica
cuyo vuelo libra, libera y abraza
La queja me vuelve danzante,
me aliviana una mochila de mil preguntas errantes,
me vuelve más racional, más odiosamente pensante
más deseante, menos tibia, más amiga del significante
No me culpen por la queja
no repriman este sano y santo impulso
no la toquen, no la tachen, no la dejen morir en lo
profundo
no la maten ni la entierren, que gigante siempre hiere
no me digan que me aleje,
¡basta! les pido, no nos atormenten…
Gracias Queja te agradezco,
y a todos esos compadezco,
a los que no se quejan nunca,
porque habitarán por siempre las penumbras
porque la queja y el discurso
vuelven el cuerpo más sano
el espíritu más limpio
y mucho más bello, este quejoso mundo.
GGss (@Eugess)