"Un corazón no se juzga por cuánto quieres sino por cuánto te quieren los demás"
Mago de Oz
Viernes por la tarde, día nublado, algo caluroso y un tanto húmedo. Como no puede ser de otra manera, permanezco acostada, siguiendo las recomendaciones del médico. La cabeza me late fuerte cuando me muevo, el cuello me duele víctima de la fiebre sufrida ayer, la garganta se hace sentir, hogar de los enemigos de mi salud, que se instalaron y pensaron que me ganarían esta guerra. Se aprovecharon de que había desactualizado mi antivirus, se me pasó por alto, quizás, después de tantos acontecimientos nuevos que viví y sigo viviendo este año. La recuperación es lenta, el reposo, casi obligatorio.
Cansada de mirar temporadas viejas de Lost, miro al estante de los dvd’s y veo uno con muchos colores. Me acuerdo que mi queridísima amiga VaneMaz me regaló hace un tiempo un film de culto para cualquier amante del cine: “El Mago de Oz”. Yo que me considero amante del séptimo arte, no me perdonaba tenerlo y no verlo, soportar que me mirara todos los días, sin conocerlo. Decido prender el dvd, y un rato después, levantarme para escribir ese post…necesito compartir lo que siento!
El film, culto entre los “de culto”, trata de la huérfana Dorothy Gale (Judi Garland), que vive junto a su inseparable perro Toto, y sus tíos Em y Henry Gale, en una granja en Kansas. La vecina Miss Gulch se lleva a su perro Toto, pero éste se escapa y vuelve con Dorothy. La niña se escapa pensando que la malvada Gulch va a regresar y va a parar a lo de un adivino embustero, que le dice que su tía Em está enferma. Dorothy regresa asustada, pero un tornado se avecina, así que se esconde en la casa, cuando súbitamente recibe un golpe en su cabeza y cae desmayada. Al despertar, se da cuenta que está con su casa en el ojo del tornado, y va a parar a Munchkinland.
Allí, un hada madrina, Glinda le regala unos zapatos de rubí que pertenecían a la “Bruja mala del Este”, muerta luego de que la casa de Dorothy le cae encima.Todo Munchkindland celebra la muerte de la bruja, pero Dorothy sólo quiere volver a casa, así que el hada le dice que sólo podrá volver pidiéndole ayuda al misterioso Mago de Oz en Ciudad Esmeralda. Glinda le advierte que nunca se saque los zapatos y que “siga el camino de las baldosas amarillas”. En el camino hacia Esmeralda conocerá a tres amigos que serán sus compañeros de viaje, un espantapájaros que busca un cerebro, un hombre de hojalata que no tiene corazón y un león que quiere tener valentía. De aquí en más, el camino los pondrá a prueba, (y la “Bruja mala del Oeste” los atormentará), hasta descubrir qué es lo que se esconde detrás del misterioso Mago de Oz, “el hombre detrás de la cortina”.
A pesar de haber sido rodada en 1939, la película se presenta más actual que nunca, no sólo por su estética (de la que apuesto Tim Burton debe haber comido bastante) sino por su historia, que tan sublimemente inmortaliza con sus frases, sus personajes, sus dobles sentidos, y su música, con la canción “Somewhere over the rainbow”, interpretada por Judi Garland, más allá de todo.
Durante 98 minutos, no sólo me olvidé del dolor, sino que me sumergí en ese mundo mágico, ese que todos buscamos, “ese lugar sin problemas” como dice Dorothy, ese lugar que muchos ansiábamos encontrar (y crear) en la niñez, y que otros buscamos, añoramos aún hoy, ese lugar “más allá del arcoiris”, más allá de los sueños, pero en el que la existencia no es posible sin soñar.
“El mago de Oz” es muchas cosas, para mí, más que un film de culto, más que una película sublime y maravillosamente vigente, es un regalo para el alma, y más aún, una lección de que con “vivir no alcanza, soñar es lo que importa”, y de que, no importa donde estemos, donde busquemos, “there is no place like home”.
Como la familia, como los amigos, este film está y estará siempre, aunque los años y las generaciones pasen. Por eso, regálense una hora y media de magia y sumérjanse en el mágico mundo de Oz…
Cansada de mirar temporadas viejas de Lost, miro al estante de los dvd’s y veo uno con muchos colores. Me acuerdo que mi queridísima amiga VaneMaz me regaló hace un tiempo un film de culto para cualquier amante del cine: “El Mago de Oz”. Yo que me considero amante del séptimo arte, no me perdonaba tenerlo y no verlo, soportar que me mirara todos los días, sin conocerlo. Decido prender el dvd, y un rato después, levantarme para escribir ese post…necesito compartir lo que siento!
El film, culto entre los “de culto”, trata de la huérfana Dorothy Gale (Judi Garland), que vive junto a su inseparable perro Toto, y sus tíos Em y Henry Gale, en una granja en Kansas. La vecina Miss Gulch se lleva a su perro Toto, pero éste se escapa y vuelve con Dorothy. La niña se escapa pensando que la malvada Gulch va a regresar y va a parar a lo de un adivino embustero, que le dice que su tía Em está enferma. Dorothy regresa asustada, pero un tornado se avecina, así que se esconde en la casa, cuando súbitamente recibe un golpe en su cabeza y cae desmayada. Al despertar, se da cuenta que está con su casa en el ojo del tornado, y va a parar a Munchkinland.
Allí, un hada madrina, Glinda le regala unos zapatos de rubí que pertenecían a la “Bruja mala del Este”, muerta luego de que la casa de Dorothy le cae encima.Todo Munchkindland celebra la muerte de la bruja, pero Dorothy sólo quiere volver a casa, así que el hada le dice que sólo podrá volver pidiéndole ayuda al misterioso Mago de Oz en Ciudad Esmeralda. Glinda le advierte que nunca se saque los zapatos y que “siga el camino de las baldosas amarillas”. En el camino hacia Esmeralda conocerá a tres amigos que serán sus compañeros de viaje, un espantapájaros que busca un cerebro, un hombre de hojalata que no tiene corazón y un león que quiere tener valentía. De aquí en más, el camino los pondrá a prueba, (y la “Bruja mala del Oeste” los atormentará), hasta descubrir qué es lo que se esconde detrás del misterioso Mago de Oz, “el hombre detrás de la cortina”.
A pesar de haber sido rodada en 1939, la película se presenta más actual que nunca, no sólo por su estética (de la que apuesto Tim Burton debe haber comido bastante) sino por su historia, que tan sublimemente inmortaliza con sus frases, sus personajes, sus dobles sentidos, y su música, con la canción “Somewhere over the rainbow”, interpretada por Judi Garland, más allá de todo.
Durante 98 minutos, no sólo me olvidé del dolor, sino que me sumergí en ese mundo mágico, ese que todos buscamos, “ese lugar sin problemas” como dice Dorothy, ese lugar que muchos ansiábamos encontrar (y crear) en la niñez, y que otros buscamos, añoramos aún hoy, ese lugar “más allá del arcoiris”, más allá de los sueños, pero en el que la existencia no es posible sin soñar.
“El mago de Oz” es muchas cosas, para mí, más que un film de culto, más que una película sublime y maravillosamente vigente, es un regalo para el alma, y más aún, una lección de que con “vivir no alcanza, soñar es lo que importa”, y de que, no importa donde estemos, donde busquemos, “there is no place like home”.
Como la familia, como los amigos, este film está y estará siempre, aunque los años y las generaciones pasen. Por eso, regálense una hora y media de magia y sumérjanse en el mágico mundo de Oz…
GGss
1 comentario:
que bueno que al fin la viste, es de esas peliculas que te elevan el espiritu y le dan alegria a la vida...
es cierto, cumplio 70 años la cinta (nosotras siempre mirando estrenos jeje) pero esta tan vigente como cuando se estreno... muchos la han homenajeado, plagiado y parodiado (desde Burton, los oompa loompa de la vesion del 71 y hasta los simpsons y Scrubs) pero verla a Judy con Toto es sublime, es cierto es la palabra q mejor la describe...
ademas ver la secuencia de baile del espantapajaro, interpretado x el genial bailarin Ray Bolger, son de esa cosas q nunca se olvidan..
como te comente ya en otro espacio (estamos en tanto q uno se pierde jeje) uno sigue transitando por su propio camino amarillo, y lo bueno es que lo hace de siempre rodeado de buenos amigos :D
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