lunes, 1 de noviembre de 2010

Let the right one in

Oskar vive en un suburbio de Estocolmo. Divide su tiempo entre la escuela y la ventana de su habitación. Se mira, trata de asimilarse, de quererse, de creerse. Practica una y otra vez la respuesta que termine con ese acto de abuso por parte de sus compañeros de curso. Oskar es un "bullied" boy.

Eli es una extraña. Llega, trata de incorporarse. No conoce y por momentos no "se" conoce. Vive entre la aceptación y el peso de ser lo que es. Eli es una vampira.

El patio nevado de esa especie de condominio es el lugar en el que cruzarán las primeras miradas. Desde el momento 0 saben que son el uno para el otro. El sabe que tiene 12, ella sabe que hace tiempo que los tiene. Ella lo mira y empieza ad-mirarlo en menos de lo que jamás hubiese creído.

El cubo rubik será el enlace, la unión, el código morse el lenguaje puertas adentro, el pacto de sangre no será necesario, este amor está (nunca mejor dicho) “más allá del bien y del mal”

Lo dos, cuerpos en penas, almas desoladas que vagan, él con una madre que no lo ve, ella con un padre que sólo sirve para traerle un par de litros de sangre. En sus vidas todo es nevado, blanco, pálido, tenue, silencioso…como connotando sus ausencias para “los otros”. Sólo existen para ellos, para ese patio helado, tan claro como las pestañas de Oskar, invisibles.

Por momentos estaba confundida, pensaba que me había equivocado y estaba viendo Elefante de Gus Van Sant. Esa cámara a veces inmóvil, sublime, esos acercamientos que no hacen más que meternos en esas llagas ardientes, en esos corazones asolados, aislados. El comienzo y el fin con la toma de la nevada en la oscuridad intenta quizás echar luz sobre estas vidas dejadas en el olvido, libradas por momentos al azar, a los azares del bosque del pensamiento y los sentimientos pre-adolescentes.

Las dudas de Eli son más que nada dudas de pubertad, de quién soy y que me pasa, de un te quiero regalado, sincero, directo, con el corazón, sin mediar razones.

Cuando Eli y Oskar se unen ni el universo ni las realidades pueden hacer nada más que mirar atónitos, experimentar ese aprendizaje mutuo, continuo; esas lecciones más de la carne, ese afecto que toca y modifica, transforma. Oskar aprende a quererse más, a confiar en sí mismo. Eli aprende lo que es ser querida, aceptada, sin titubeos tontos, irracionales, occidentales…

La música acompaña, el paisaje penetra por los poros y nos transporta, los personajes más allá de la dupla aumentan nuestra empatía, y la cámara, otra vez la cámara, esa cámara traviesa, que se anima a desobedecer, que se queda quieta y de repente salta al vacío, emociona, hace amar al cine una vez más. Reafirma la certeza de que el mejor cine es el que surge de la pasión….la misma de Oskar, la misma de Eli, la misma de los acontecimientos, la misma de la hibridación...

GGss

Ficha del film en IMDB

1 comentario:

vanemaz dijo...

pelicula extraña....