miércoles, 23 de julio de 2008

No-Humanos, Homo Cyberneticus, Ciberespacio, Berguer y Terminator...se va la ¿cuarta ya?

Este posteo es quizás un poco consecuencia del posteo “obligatorio” que había q realizar para Digicom, en el cual abordé (bien desde el borde) el tema de la prolongación de nuestro cuerpo, dando el ejemplo de los cyborgs de la saga de “Terminator”. Ya a esta altura me lo estoy empezando a tomar en serio, al punto en que está empezando a interesarme para la tesis, aunque cualquiera que lea y esto y me conozca pensará con seguridad: “esta ya me cansó con el tema de la tesis, que el film noir, que el neorrealismo, que el cine bélico, que el slasher, que Woody Allen…ahora también Terminator???”. Y bueno, el camino a la tesis es un camino largo y algo sinuoso…así que uno puede llegar a terminar en el lugar menos pensado.
Volviendo a lo anterior (tengo una facilidad para irme por las ramas que me asombra… ¿será la influencia de algunos profesores del Seminario?) al tema de los cyborgs, encontré hace un tiempo en la página de la Revista de Observaciones Filosóficas un artículo que me interesó: “Cyberontología, posthumanismo cibernético y constitución del último hombre”, de Daniel López Salort de la Universidad Nacional de Córdoba.
No voy a desarrollar todo lo expuesto por este hombre, pero sí hablar del último estadio de la especie humana: el Homo Cyberneticus. Según López Salort, “La vida del homo cyberneticus se despliega en un doble espacio: por un lado, la realidad física de siempre, por el otro la realidad digital”. Este nuevo tipo de homo se diferencia del anterior ya que “no utiliza las máquinas fuera de sí para lograr lo que por sí mismo no alcanza: las incorpora”.
Obviamente, lo primero que asoció mi mente al leer esto fue a los prototipos creados por Sistemas Cyberdine (empresa que desarrollará posteriormente a Skynet), verdaderos exterminadores de la raza humana, robots autosuficientes que se van perfeccionando y complejizando a la par de la sociedad que les dio cabida.
En Terminator, Skynet es el sistema de máquinas civiles y de defensa completamente autónomas que desarrolla secretamente el gobierno de Estados Unidos. Lo que nadie prevee es que el sistema termina siendo demasiado inteligente y se revela contra los humanos que lo crearon. El virus que en la tercera entrega de la saga infecta a todas las computadoras del mundo es el mismo Skynet en rebelión.
Tengamos en cuenta que es sólo ficción, pero que siempre la ficción surge de algo, de alguna nota en un diario, de una charla, del pensamiento de alguien que lo imprime en papel…En el caso de Terminator, la historia dicen que surgió de un sueño que tuvo James Cameron, el director de las dos primeras partes. Aunque buscando un poco encontré que Skynet está basada en la novela de Harlan Ellison “No tengo boca y debo gritar”, en la cual una computadora toma conciencia de sí misma y decide acabar con la raza humana mediante un holocausto nuclear, rescatando únicamente a cinco personas, cuatro hombres y una mujer. Los mantendrá con vida y presos en un laberíntico bunker sólo para torturarlos como venganza contra la humanidad por haberle creado.
Hace unos días volví a ver la primera entrega, después de tanto tiempo, y rescaté un fragmento:
Cuando Kyle Reese encuentra a Sarah Connor, a quien debe proteger, y de la cual se enamora (él es 100% humano), este le explica la naturaleza de los cyborgs:
- Los cyborgs serie 600 tenían piel de goma y eran fácilmente detectables. Pero estos son nuevos, lucen humanos, con sudor, mal aliento, todo. Muy difíciles de detectar. Tuve que esperar a que te apuntara para poderlo detectar.
- Mira, no soy estúpida. Cosas como esas no son factibles todavía.
- Todavía no. Tardarán unos 40 años.
- ¿Quieres decir que es del futuro?
- Un posible futuro. Yo no sé de tecnología.
- Entonces tu eres del futuro también, ¿cierto?
- Cierto
Sarah quiere bajarse del auto pero Reese no la deja. Ella reacciona mordiéndole la mano, y éste le dice:
- Los cyborgs no sienten dolor. Yo sí. Escucha y entiende. Ese Terminator está al acecho. No hay negociación posible. No hay razonamiento posible. No siente compasión, ni arrepentimiento, ni miedo. Y no se detendrá jamás hasta que estés muerta.
- ¿Puedes tú detenerlo?
- No lo sé, con estas armas…no lo sé
Y ante el cuestionamiento de Sarah, que trata de entender por qué a ella, por qué la guerra Reese contesta:
- Hubo una guerra nuclear…dentro de unos años. Todo esto, todo este lugar, todo, desaparece, sencillamente desaparece. Hubo sobrevivientes, aquí, allá. Nadie sabía ni quien la había iniciado. Fueron las máquinas. Computadoras de la red de defensa. Nuevas, poderosas, conectadas a todo y encargadas de gestionarlo todo. La red desarrolló autonomía, un nuevo orden de inteligencia.
Reese le dice esto mientras intenta “cajanegrizar” el arranque del auto en el que están.
Los terminators deben infiltrarse entre nosotros...
Esta primera parte se da cita diegética y realmente en 1984, o sea que aún no pasaron 40 años, muy lejos no estamos…pero, aún así, muchas de las cosas que en ese mismo año parecían remotas, imposibles, actualmente no lo son…es más, son algo cotidiano.


Se nota que esta peli tiene ya 24 años (somos igual de antiguas)...sino miren la cara de Arnold cuando se mira al espejo...hay modernas hibridaciones que al menos son positivas, la del maquillaje es una.

Me vuelvo a acordar de la frase de
Pablo Capanna, “Alguien pone una idea en circulación y luego ésta se materializa en tecnología”, y empiezo a pensar que la realidad, hasta ahora siempre termina superando a la ficción.
Todo este tema de las conexiones al cuerpo me hacen pensar en que de a poco fuimos incorporando objetos a nuestro organismo, pero ellos no estaban adosados a éste, sino que eran externos. Pero desde el celular a esta parte, los nuevos artefactos vienen cada vez más formulados para que su uso último sea el de estar pegados al cuerpo. Pensemos en un par de ejemplos: el celular, se llama así porque sería como una célula, una parte integrante de nosotros, el ipod, es tan chiquito que uno lo puede llevar todo el día con uno sin darse cuenta, los auriculares diminutos o la cucaracha esa que viene con el celu para hablar naturalmente, sin llevar el artefacto a la oreja, etc. Además, necesitamos estar cerca de los medios tecnológicos, sino nos desesperamos, es como si no pudiéramos respirar. En cuanto a esto último,
McLuhan daba el ejemplo del televisor (él lo llamaba el gigante dormido) que queda prendido aunque uno esté haciendo otra cosa.
Estos objetos nos pueden, nos terminan manejando, como si supieran cómo generarnos su dependencia de ellos.
“Los objetos de esas ciudades nos habitan, nos miran, nos relacionan, nos determinan. No es la vida la que se ha codificado sino nosotros mismos, nuevos ciudadanos de las redes conectivas informacionales”.
El sábado último leí en la
Revista Ñ una nota de John Berger en la que habla de “los nuevos muros de la prisión global”. Me gustó lo que plantea, y como es costumbre, mientras lo leía me fugué para otro lado, pero igual me día cuenta que parte de lo que dice se relaciona con lo que yo quiero decir.
En la mitad de la
nota nombra una palabra que he estado escuchando mucho últimamente: ciberespacio. Dice: “El sistema carcelario opera gracias al ciberespacio. El ciberespacio otorga al mercado una velocidad de intercambio que es casi instantánea, y que es utilizada en todo el mundo de día y de noche para negociar. Con esta velocidad, con esta rapidez, la tiranía del mercado adquiere su licencia extraterritorial. Dicha velocidad tiene un efecto patológico en sus usuarios: los anestesia. En esa velocidad no hay lugar para el dolor (…) La condición humana queda pues eliminada, excluida de quienes operan el sistema (…) Antes los tiranos eran crueles e inaccesibles, pero eran vecinos que estaban sujetos al dolor. Ya no es así y a largo plazo ésa será la falla fatal del sistema”.
Esta interesante nota a Berger me hizo pensar en el ciberespacio, en el Homo ciberneticus y en la película de Cameron. Será que la velocidad extrema, la instantaneidad, la falta de necesidad de humanidad para relacionarnos nos está convirtiendo lentamente en ciborgs…en bodynets. Será como plantea López Salort, “El yo cibernético es impersonal y acrítico. Sólo hay un ahí que fluye (…) De hecho se socavan anteriores conceptos y situaciones tales como pertenencias de nación, o tradición a lo Gadamer: todo se fagocita una vez y otra. Las relaciones no son humanas, son sintéticas.”
Lo que intento hacer es poder entender, al menos en parte, las formas de subjetivación resultantes de estos procesos recientes de la “era eléctrica”. Siempre fui muy pesimista y renegué de las nuevas tecnología; quizás por esa razón le de tantas vueltas al asunto…para intentar entender y en el fondo comenzar a ver las cosas menos apocalípticamente. Siempre termino mis posteos con esta reflexión, y siempre los vuelvo a empezar de la manera más negativa posible. Es que no es fácil saber que hay almohadas que podrían combatir el ronquido y el insomnio, o temer que algún día se invente el aparato para borrar recuerdos que utilizan Clementine y Joel en “Eterno resplandor de una mente sin recuerdos”, o una computadora que adivine los sentimientos. ¿Será por eso que nunca me gustaron las películas de ciencia ficción al estilo
Star Wars o Star Trek? Había en ellas demasiada artillería tecnológica, eran frías, y aburridas…pero ¿por qué en cambio me fascinó Terminator desde la primera vez que la ví? Es oscura, pesimista y denuncia una sociedad del futuro que ahora ya vemos como actual. Casi todo lo que esta saga adelantó fue ocurriendo. Dejemos de lado a Swarzenegger y su “menos gracia que una licuadora”, dejemos de la lado una cuarta parte por venir casi innecesaria (antes de opinar quiero verla), dejemos de lado la inverosimilitud de viajar en el tiempo al pasado…pero sí tomemos como punto de partida para reflexionar el mensaje que en las tres parte de la entrega se deja: ¿Qué pasaría si las máquinas que el hombre creó para su ayuda, mayor facilidad y defensa, se vuelven tan autónomas que ya no necesitan más de él, al punto de querer eliminarlo?


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Para finalizar, y un poco concluir con mi visión de las cosas, quiero citar la última parte de la nota en la que Berguer deja plasmada su visión acerca cómo sobrevivir en un mundo en que somos prisioneros, prisioneros de tiranos extraterritoriales que operan en el ciberespacio, como Skynet y sus terminators…
Según él, su sugerencia “no es táctica sino estratégica”:
El hecho de que los tiranos del mundo sean extraterritoriales explica el alcance de su poder de vigilancia aunque también señala su debilidad futura. Operan en el ciberespacio y moran en condominios cerrados. No tienen ningún conocimiento de la tierra que los rodea. Más aún, desprecian ese conocimiento por superficial y sin profundidad. Sólo cuentan los recursos extraídos. No saben escuchar a la tierra. En la superficie son ciegos. A nivel local están perdidos.

Para los compañeros de prisión es justo al revés. Las celdas tienen paredes que se tocan a lo largo y a lo ancho del mundo. Los gestos eficaces de resistencia sostenida están integrados a lo local, cercano y lejano. La resistencia interior, escuchar a la tierra. La libertad está siendo lentamente encontrada no afuera sino en las profundidades de la prisión.

No sólo reconocí inmediatamente tu voz, hablando desde tu departamento de la Via Paolo Sarpi, también pude adivinar, a través de tu voz, cómo te sentías. Percibí tu exasperación o, más bien, una resistencia exasperada, unida –y eso es algo tan típico en vos – a los pasos presurosos de nuestra próxima esperanza.

Aportando un poco más a la causa, quiero recomendar filmes con elementos impresionistas y humanistas, que muestran la inmensidad de lo humano por sobre todas las cosas: “Mi vida sin mí” y “La vida secreta de las palabras” (ambas de Isabel Coixet), “Perdidos en Tokio” (de la Coppola), “Eterno resplando de una mente sin recuerdos” de Michel Gondry, “Good Bye Lenin!”, y “Hable con Ella” de Pedrito Almodovar, entre otras.
Ese resto de humanidad que nos queda…no lo perdamos…

GGss

4 comentarios:

Aníbal Rossi dijo...

este texto te puede interesar, a la vez que pude multiplicar el azar en tu deriva hacia la tesis.
Saludos.

Anónimo dijo...

maruuu terminator II fue la primera pelíula q me recomendaste, hasta una vez fui a tu casa y la vimos en esos antígulos cassettes VIH!!!!Me parece q fue una pelí q te sorpredio mucho de chica!!!!
Dato de color: creo q teníamos 5 o 6 años....no más!!!!besotes
CECI

Anónimo dijo...

ALejado de LUchar para lanzar vituperios contra el lejano apocalipsis ahora, voy a verter lo siguiente: "El juicio final" marcó una época, tanto en ideas como en efectos a los espectadores. Fue la mejor de la saga al menos para mi.
Allesandro Luya

vanemaz dijo...

tarde pero seguro... y voy a empezar afirmando que la realidad siempre supera a la ficcion... aclarando que no te adelantes con decir que los viajes en el tiempo son inverosimiles. Se que Volver al Futuro no pertenece a tu lista de peliculas pero todo es posible, falta que alguien desarrolle el bendito "condensador de flujos".

de mas esta decir que me inclino por los integrados con las nuevas tecnologias (siempre aclarando que los extremos no son buenos), en donde se nos permite un contacto mucho mas cercano con el otro que esta lejos, donde podemos acceder, al criticado por algunos, hiperconocimiento; todo ello a partir de esos vinculos virtuales, que la internet podria ser el ejemplo mas palpable.

el concepto q me intereso fue el de homo cyberneticus, este nuevo estadio era inevitable, como consecuencia de la evolucion de las tecnologias que se estan desarrollando. esto como todo tiene sus consecuencias buenas y malas, y por lo general el Cine muestra las segundas. Es mucho mas interesante visual y narrativamente mostrar las consecuencias apocalipticas que las otras (ej de ello: Guerra de los Mundos, Terminator, El dia que la tierra se detuvo... y a nunca olvidarnos de HAL!!!). Siempre lo que esta tecnologicamente mas adelantado que nosotros, que escapa de nuestra comprension, nos asusta y añoramos los tiempos pasados...

para retomar un poco la linea (siempre mis comentarios terminan siendo extensos.. nunca mas largos que las entradas originales... jeje) lo que caracteriza al Homo Cyberneticus es esta relacion que crea entre lo digital y lo fisico, y tomo un hecho puntual como la ya citada Internet. Cada vez fomentamos de una manera mas inconciente esta relación. es dificil encontrar un persona ajena a esta hibridacion (ni siquiera vos Maru te libras...), y no estoy hablando en extremos, de que vamos a tener el celular directamente implantado detras de nuestro oidos, o tener en la punta de los dedos el acceso a todo (otro guiño de Volver al Futuro); sino que hablo que de alguna forma a traves de esta hibridacion nuestra cabeza se une cada vez mas rapido con las cabezas de otros queramos o no...