domingo, 19 de diciembre de 2010

Be kind, Rewind

“The past belongs to us, and we can change it” Miss Falewicz (Mia Farrow)

Hacer una película sobre los procesos y las pasiones, hacer una película sobre el cine como acto creador sin mediar fórmulas, hacer que enaltece eso que decía Aristóteles de que cualquier hacer que implique una nueva creación (desde una pintura al óleo hasta una torta de coco) es una forma de arte, hacer una película que sea un manifiesto de amor al cine de todos los tiempos y todas las formas. Hacer una película que mueva nuestras neuronas y nos haga reflexionar sobre el hacer y sobre el valor, sobre el valor y sobre el hacer; sobre el valor del hacer. Todo intenta Michel Gondry con Be kind Rewind.

Mike y Jerry son dos amigos que viven en algún lugar de New Jersey. El primero, algo tonto pero responsable trabaja en el videoclub del Sr. Fletcher, el segundo vive en un tráiler y se la pasa haciendo las cosas mal (supuestamente mal). Un día, intentando sabotear la central de energía vecina a su hogar (alegando que ésta le está derritiendo el cerebro), sufre los efectos de una magnetización, hecho que provoca en su visita a su amigo Mike al videoclub, la destrucción de todas las cintas del Sr. Fletcher.

Sumidos en la desesperación y sin entender al principio las quejas de los clientes, empiezan a filmar escenas de las películas que les van a alquilar para ver si pueden recuperar la pérdida, creyendo en la ignorancia de algunos vecinos. Pero la comunidad empieza a pedirles cada vez más de estas cintas que Jerry llama “suecadas” sin saber bien porqué…

Desde su nombre mismo, este film nos ofrece dos caras, dos posibilidades de ver. Rewind es rebobinar pero en los créditos aparece por un segundo como Remind, y luego la M se transforma en W. Remind es recordar, tener en mente (mind). ¿Qué es lo que recordamos de cada film, eso que nos hace querer rebobinar para volver a verlo? El nombre hace alusión al nombre del video club del Sr. Feltcher, uno de esos lugares que seguro muchos guardan en su chip mental, con la videocasetera en el mostrador para rebobinar las cintas antes de alquilarlas.

Pero en eses recuerdos ¿no hay un valor agregado? Nuestros propios recuerdos, nuestra historia, nuestra empatía por alguna razón con un actor, personaje, toma, escena, tema, banda sonora o film… ¿No nos re-creamos para nosotros mismos todo el tiempo lo que vemos, construyendo nuevas historias? Cualquier acto creativo conlleva la cita de la cita de la cita, todas las versiones de Los Cazafantasmas son igualmente sublimes. “A mí me gusta más la mía”, dice Jerry.

Aunque del 2008, este film es a-temporal, porque aborda un tema que está más allá de cualquier asociación tecnológica. ¿Qué es original? ¿A qué llamamos arte?

Gondry seguro es lector de Alessandro Baricco. Sus personajes habitan ese reino mágico de la demencia en el que no existen los originales (mal que le pese a Sigourney Weaver), donde todo es posible, todo se recicla, se re-elabora, se re-significa mediante el hacer colectivo. “Yo también quiero ser una inadaptada. No son simples remakes. Son mucho más creativas”, les dice con énfasis Alma a Jerry y Mike.

Así, uno a uno se van sucediendo grandes obras del cine, suecadas de King Kong, 2001, Conduciendo a Miss Daisy, (hasta El rey León), que esconden nada más y nada menos que las ganas del director por expresar su amor y devoción hacia el oficio de contar historias, pero también de reflexionar sobre la capacidad de la mente para elaborar a partir de la afectación, de todo aquello que marca, y la condición personal, subjetiva y jamás dada de ver el mundo y construir realidades.

Lo más importante es lo que se narra, la historia no es más que lo que se pone en el relato, ahí está su maravilla. No hay constantes, todo cambia al segundo en que es retomado y re-narrado. “Qué importa si es un 6 o un 9”, le discute Jerry a Mike en la primera escena, si lo genial es lo que expresan cuando se los pone en la imagen, cuando se les da vida mediante la acción.

Como le decía a Vane a partir de su publicación (casi un manifiesto de amor hacia las suecadas), para mí decir suecada sería lo mismo que decir “derrapada”, porque implica locura, pasión y trabajo compartido en el proceso creativo (más allá del nombre), y porque la historia surge de todo eso puesto en acto.

El cine quizás sea como el dicho de la casa: qué importan cuatro paredes si lo que vale es la vida que le dan quienes la habitan. Y seguirá vigente mientras allá y acá haya apasionados capaces de seguir moviendo el avispero hecho de celuloide, haciendo algo tan maravilloso como contar historias.


GGss

2 comentarios:

vanemaz dijo...

al fin!!! era una pelicula que debias ver!!! jajaja.. hinche mucho para que la veas, pero como los libros y las personas, las peliculas tienen ese momento para ser vistas y disfrutadas (momento unico!)

mas no puedo decir, amo las suecadas desde el momento que vi la pelicula de Gondry, y cada dia le encuentro un disparador mas para continuar escribiendo sobre ellas... es solo un mote nuevo que se le pone a la produccion de quien ama el cine, pero es un mote que abre grandes posibilidades...

a seguir suecando, a seguir derrapando...

Anónimo dijo...

Remind , rewind. Perhaps obviuos, but we want to push rec and play or just play....watiting for the sweded.
Alessandro