miércoles, 4 de junio de 2008

Münsterberg y Lynch

De acuerdo a los que plantea Lev Manovich en el cap. 1 de "El lenguaje de los nuevos medios de comunicación", en la parte en que comenta que: "La interpretación literal de la interactividad es sólo el último ejemplo de la tendencia moderna más amplia a exteriorizar la vida mental, un proceso en el que las tecnologías mediáticas han desarrolado un papel determinante". Manovich cita a Hugo Münsterberg, entre otros, como uno de los teóricos de las nuevas tecnologías que plantea esto, "la escencia del cine radica en su capacidad para reproducir u -objetivar- en la pantalla diversas funciones mentales". Justamente yo había preparado el día anterior un trabajo para otro seminario sobre esta teoría, y quería compartirlo.
Aquí va:
Teorías del Cine: Munsterberg

Il Maestro, Federico Fellini decía: “Nuestros sueños son nuestra única vida real”. Quizás estaba en lo cierto, por lo menos así parece pensarlo el director estadounidense David Lynch, para quien nunca está dicha la última palabra en cuanto a lo que significan las historias.
Se sabe, Lynch no hace películas para espectadores amantes de la confiabilidad, del hilo narrativo único, de la historia con final perfectito o donde todo lo que pasa tiene una razón de ser, o esas historias en la cual se puede prever lo que va a pasar, lo que va a decir un personaje… no, ese no es su estilo, esa no es su manera de ver las cosas, de reflejar lo que piensa en sus obras. Definitivamente el cine lynchiano nada tiene que ver con el insoportable estándar hollywoodeano, cada vez más cansador. Sus películas son horas de misterio puro, de historias con personajes tan extraños que no parecen reales, o quizás sea que existen pero insistimos en no verlos, miramos para otro lado. Hacia este rasgo tan común de quienes vivimos (supuestamente) en sociedad es al que incansable y maravillosamente apunta este genial realizador.
Como comentó Sergio Wolf en un número de la
Revista Ñ, al cine de David Lynch “le es dado convertirse en el pasaje oscuro e irreductible de la mente”, y esta frase sirve de disparador para tomar a este director como el mejor ejemplo para explicar la teoría Münsterberg, que toma el nombre del psicólogo y filósofo de Harvard Hugo Münsterberg (1863-1916), quien “abogaba por un cine entendido como arte de la subjetividad que imitase los modos en que la conciencia da forma al mundo fenoménico”.
Como explica Robert Stam: “Münsterberg argumenta que el cine reconfigura la realidad tridimensional de acuerdo con las leyes del pensamiento. (…) Su énfasis en el espectador activo, que compensa las lagunas del cine invirtiendo su intelecto y sus emociones, participando de este modo en el juego del cine”.
Siguiendo a Stam “Las películas generan sucesos mentales (…) y no existirían en el celuloide sino en la mente que el filme anticipa”.
En cualquier cinta lyncheana, las formas del mundo exterior: el tiempo, el espacio y la causalidad, se ven afectadas, funcionando a la manera de un rompecabezas que muchas veces puede armarse de más de una manera. Siguiendo a Wolf: “Frente a una lógica que se vuelve inasible, llega el festín de los delirios interpretativos”. No olvidemos que antes que ser director de cine, David se dedicó a la pintura, rama del arte que específicamente habilita a transitar por dos mundo diferentes, el real, y el de la obra, presa de mil realidades, tan subjetivas como cada persona que la contemple, o aún como cuantos mundos haya querido reflejar el creador. La pintura es, al igual que el cine (y volviendo a Stam), un “arte de la subjetividad”.

“Terciopelo Azul” (Blue Velvet) 1986

Blue Velvet es un policial con elementos de film noir (la femme fatale, un villano imparable, la sospecha sobre algo y la actitud moral cuestionable del héroe), que cuenta la historia de Jeffrey Beaumont, un estudiante universitario que descubre una oreja humana en un terreno de su vecindario de Lumberton, North Carolina. Sin dudarlo comienza a investigar él mismo el misterio detrás de este insólito hallazgo, no lo hace sólo, sino en compañía de Sandy Williams, quien, al ser la hija del Detective John Williams, le brinda a Jeffrey información que será clave en investigación. El joven Jeffrey irá poco a poco sumergiéndose en un sub-mundo de violencia, sadomasoquismo y voyeurismo, del que forman parte, no sólo la misteriosa Dorothy Valens, sino también Frank Booth, un criminal sin escrúpulos, líder de una pandilla envuelta en el negocio de las drogas y muchas más cosas oscuras.
El lugar en el que transcurre Blue Velvet, Lumberton, está basado de alguna manera en la propia infancia de Lynch en Spokane, Washington. En palabras del mismo director: “Kyle se viste como yo. Mi padre era un científico investigador para el Departamento de Agricultura de Washington, así que estábamos entre maderas todo el tiempo. Ya me había cansado de la madera para el tiempo en que me fui, pero aún así, las motosierras, los leñadores, todo ese tipo de cosas, eso es “América” para mí, como las cercas y las rosas en la escena inicial… me hacen sentir tan feliz.”
La historia del film se originó a partir de 3 historias que viajaron por la mente del director durante un período de tiempo que empezó en 1973. La primera, era solamente “un sentimiento” y el título Blue Velvet. La segunda era una imagen de una oreja humana dañada tirada en un campo. Según David Lynch: “No sé porqué tenía que ser una oreja. Excepto que necesitaba que comenzara con la aparición de una parte del cuerpo, un agujero (a hole) hacia algo más…La oreja se ubica en la cabeza y va directo hacia la mente, así que iba perfecta”. La tercera idea era la performance de Bobby Vinton de su clásico canción Blue Velvet, y todo lo que ésta significaba, la época y las cosas que pertenecían a ese tiempo.
Las escenas iniciales ya nos muestran ese mundo polarizado que a Lynch tanto le gusta. A estas escenas de los jardines típicamente estadounidense, de barrio de las afueras de una ciudad o de pueblo, con sus perfectos canteros, los niños rubios sonrientes, la seguridad presente en un bombero y su perro, la señora que mira la novela de la tarde, el señor que riega, se le opone ese mundo tan distinto, y que parece tan distante…pero no está más que a unos metros de la casa de uno…sólo hace falta escarbar un poquito, apenas. Este último aspecto se muestra en la escena que sigue a las descriptas, la cámara se va acercando (como sumergiéndose subjetivamente entre el pasto) a un grupo de escarabajos que parecen estar luchando entre sí, oscuros, sucios. Es una clara metáfora de lo comentado más arriba: no todo es tan pulcro, limpio, y feliz, si se escarba una poco hay mugre que brota.

Todos tenemos (si, porque no se salva nadie) un muerto, o una oreja mutilada en el placard.
"It's a strange world, isn't it?"



Bibliografía consultada:
1. Teorías del cine. Robert Stam (2001)
2.
Revista Cineaste: "An Interview with David Lynch". Bouzereau, Laurent (1987)
3. The New York Times"The All-American Guy Behind Blue Velvet”. Robertson, Nan. 11 de Octubre, 2006.
4.
Revista Ñ Nº 206 “Las pesadillas del sueño americano”. Sergio Wolf


PD: Omití publicar la parte en que seleccioné escenas y las analicé porque no me pareció lo suficientemente relevante...lo que sí, no dejen de ver esta peli de culto!!!!!
Aquí va una pequeña preview:



Advierto que no me hago responsable de que quieran seguir viendo más...
Haganse un favor y vean esta joyita de Lynch!!
GGss

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